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Me parece que tu postura es bastante equilibrada y bien fundamentada. Coincido en que la IA es una herramienta con un potencial enorme para mejorar la educación, la productividad y la creatividad, pero que también requiere regulaciones claras para evitar abusos.
Desde mi perspectiva, el mayor reto no es la IA en sí, sino la velocidad con la que está evolucionando. La educación y las leyes suelen ir más lento que la tecnología, y eso deja una brecha que puede ser aprovechada de manera negativa. Por eso, estoy de acuerdo contigo en que la clave es la ética y la educación en su uso.
En cuanto al impacto en los próximos cinco años en el sector, creo que la IA será cada vez más un apoyo en la gestión educativa, personalización del aprendizaje y automatización de procesos administrativos. La pregunta es: ¿las instituciones y los docentes están preparados para adaptarse a esto?